Arquitectura
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Figura 1

 

Figura 2

Figura 3

Figura 4

    Son los dólmenes los elementos más llamativos del fenómeno megalítico. Para su construcción había que localizar en primer lugar la materia prima, la piedra con la que se iban a levantar. En el caso gallego es predominante el uso del granito, y en algunos casos del esquisto (pizarra). Para su extracción se buscarían líneas de fractura naturales en la roca, en donde introducían pequeñas cuñas de madera que después de mojadas, dilataban, favoreciendo la ruptura de un bloque de piedra.

    Para el transporte de estos bloques (Figura 1.) se empleaban pequeños troncos a modo de rodillos y cuerdas, teniendo en cuenta que por diversos estudios realizados, se considera que 5 o 6 personas son suficientes para arrastrar una piedra de una tonelada, por lo que en el caso gallego probablemente con unas 30 o 40 personas se podrían levantar los dólmenes de mayores dimensiones.

    Una vez situados los bloques de piedra en el lugar preciso, se hacían unas zanjas, situando la tierra extraída en torno a las mismas, a modo de rampa. La primera piedra en ser erigida es el ortostato de cabecera, es decir, el situado frente a la entrada (Figura 2.). Se coloca con una cierta inclinación hacia el interior, enterrado hasta un tercio de su tamaño, afianzándose con pequeñas piedras y en él se iban apoyando sucesivamente las restantes piedras de la cámara megalítica, en lo que se conoce como técnica de imbricación.

    A continuación se completaba el túmulo (Figura 3.), que podía llevar una coraza, capa de piedras cuidadosamente colocada que impediría la erosión y un anillo pétreo exterior que evita su desmoronamiento, rellenando también el interior de la cámara funeraria o apuntalando ésta con troncos, para evitar su caída y hacer así más seguro el arrastre y colocación de la piedra de cobertura del monumento.

    En último término se procedía al vaciado del interior de la cámara para la inhumación de los cadáveres y la colocación del ajuar. En reutilizaciones posteriores se han observado otras prácticas funerarias como la incineración o los enterramientos secundarios.

    En Galicia, son "los mouros", a nivel popular, los responsables de la construcción de los dólmenes.

    El corredor de acceso, si lo tiene, se levanta siguiendo la misma técnica y delante del mismo se empedra o allana un área llamada atrio delimitado por una hilera de ídolos (Figura 4.) para indicar el acceso al recinto funerario.

    En Galicia, al igual que en otras partes de la fachada atlántica europea se tienen descrito dólmenes de madera, y al parecer se conservan restos de uno en la localidad de As Pontes aunque no en su emplazamiento original; de los demás lo único que conocemos es la huella arqueológica que aparece en las excavaciones.

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